Desarrollo Personal

¿Qué es el estrés laboral?

Es un estado de tensión física y psicológica producido por el desequilibrio existente entre las demandas que plantea la organización del trabajo y el medio laboral y los recursos de los trabajadores para hacerlos frente.

Vivimos una real crisis en la concentración de los adultos profesionales de nuestro país. Eso se debe, en gran medida, a las múltiples variables que interfieren en el trabajo de los empleados hoy en día. Cuando antiguamente, las interrupciones eran por carta que llegaban por el correo convencional o algunas llamadas telefónicas; en la actualidad, el whatsapp, el celular y los mails son solo algunos factores que interrumpen a un profesional en todo momento en su jornada laboral. Eso ha llevado a que se dificulte muchísimo el buen rendimiento de un trabajador y le cueste organizar sus tareas. A eso se suman muchísimas reuniones presenciales y online. En resumen, es muy complejo ser eficiente en una jornada laboral, sin contar con herramientas y estrategias claras para organizar el día.

Vivimos una real epidemia laboral llenos de estresores, lo que ha llevado a tener muchos más diagnósticos de ansiedad, estrés, insomnio y déficit atencional en los adultos jóvenes y de mediana edad.

Múltiples estudios apuntan a una tendencia alarmante: las presiones del entorno laboral moderno están escalando a niveles insostenibles, afectando no solo la salud y bienestar de los trabajadores sino también la productividad y eficacia organizacional.

Un estudio reciente publicado en el «Journal of Occupational Health Psychology» revela que más del 60% de los empleados en sectores variados informan niveles elevados de estrés y fatiga, un aumento significativo en comparación con la década anterior. La investigación identifica varios factores contribuyentes, incluyendo la aceleración de los ritmos de trabajo (factores mencionados más arriba), la inseguridad laboral, el aumento de las expectativas de rendimiento y la erosión de la separación entre la vida laboral y personal, exacerbada por la cultura del «siempre conectado» propiciada por las nuevas tecnologías. La digitalización y la globalización han transformado el escenario laboral, borrando los límites tradicionales entre el trabajo y el hogar. La posibilidad de estar siempre disponibles ha aumentado las expectativas de productividad, pero también ha impuesto una carga psicológica considerable sobre los empleados. Además, la inseguridad laboral derivada de las fluctuaciones económicas y los avances tecnológicos fomenta un ambiente de trabajo altamente competitivo, donde el miedo a perder el empleo se convierte en un generador constante de estrés.

Las consecuencias del estrés y la fatiga laboral van más allá del ámbito profesional, afectando profundamente la salud física y mental de los individuos. Según el American Institute of Stress”, la exposición prolongada al estrés laboral puede desencadenar una serie de problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño, depresión y ansiedad. Además, la fatiga crónica compromete el sistema inmunológico, haciéndolos más susceptibles a infecciones y enfermedades.

Dado este escenario, se ha triplicado el consumo de fármacos para la concentración, como el Ritalin, Samexid o Concerta, entre el 2020 al 2022, como revela Bernardita González Ossandón, psicóloga clínica del Grupo Mentaliza. Estos fármacos, conocidos por tratar el déficit atencional, son cada vez más recetados en adultos profesionales.

Ps. Bernardita González va más allá y comenta, que este consumo de medicamentos que ayudan a la concentración (y así mejoran los niveles de productividad de las personas en las distintas etapas de la vida), es reflejo de “una sociedad que busca soluciones rápidas e inmediatas, que tiene miedo al fracaso y al error”. Cada vez son más los pacientes que llegan a las consultas —de manera casi dirigida— a solicitar este tipo de fármacos. “Desde hace un par de décadas que es una práctica que se acostumbra, pero va en aumento”, explica la psicóloga Bernardita González Ossandón. “Y se suele observar más en un nivel socioeconómico medio alto”.  La especialista explica que recurrir como primera instancia a estos remedios “es la forma rápida, fácil y cortoplacista de tapar un problema”. Además, recalca, que esta mala práctica de automedicación puede ser un antecedente para desarrollar otros problemas de autorregulación en el futuro.

Ante este desafío, las organizaciones y los investigadores están explorando diversas estrategias para mitigar el estrés y la fatiga laboral. Programas de bienestar corporativo, horarios flexibles, oportunidades de trabajo remoto y el fomento de un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal se perfilan como soluciones viables. Además, la promoción de un ambiente laboral positivo, donde se valore y reconozca el esfuerzo de los empleados, puede contribuir significativamente a reducir los niveles de estrés.

Curiosamente, la misma tecnología que contribuye al problema también ofrece soluciones prometedoras. Aplicaciones de gestión del tiempo, plataformas de apoyo psicológico en línea y herramientas de meditación y mindfulness están ganando popularidad como medios para ayudar a los empleados a gestionar el estrés y la fatiga. Estas herramientas pueden personalizarse para satisfacer las necesidades individuales, ofreciendo una vía accesible y efectiva para el autocuidado.

A continuación, propongo otras estrategias que pueden ser de mucha utilidad para un trabajador en su jornada laboral y rutina diaria:

1. Realizar actividades gratificantes

Es fundamental que al salir del trabajo realices una actividad que te haga sentir tranquilo, que te llene de satisfacción y felicidad. Dedícale tiempo a tus pasatiempos relajantes, esos que te permiten desconectar y recargar energías. Trata de buscar diferentes rutas para llegar a la casa y así encontrarte con distintos escenarios.

 2. Ten objetivos realistas

Establece metas laborales que puedas alcanzar para que no te generen tanta frustración y estrés. Al tener objetivos específicos, claros y alcanzables, puedes trabajar con mayor convicción para cumplirlos sin padecer de tanto estrés durante el proceso.

3. Gestión del tiempo

No dejes todo para el último momento. Administra tu tiempo y planifica tus actividades de tal manera que puedas ser eficiente en lo que haces. Puedes apoyarte en agendas o aplicaciones de gestión de tareas. Recuerda apartar un tiempo para descansar y relajarte.

4. Entorno laboral agradable

El lugar donde trabajas influye en tus niveles de estrés. Un entorno limpio, ordenado y con buena luminosidad puede mejorar tu productividad, lo cual hará que tu estrés disminuya. Haz pausas cortas para estirarte o cambiar de ambiente si es posible.

5. Relaciones sociales

Fomenta relaciones saludables en el trabajo y comunícate de manera asertiva. Esto disminuirá la aparición de conflictos interpersonales que causan un estrés adicional. Un buen ambiente laboral y una comunicación clara y respetuosa con los colegas pueden hacer la diferencia.

6. Técnicas de relajación

Aprender técnicas como la meditación, el mindfulness y la relajación puede ayudarte a reducir el estrés. Estas prácticas te permiten centrarnos en el presente y liberar tensiones acumuladas.

7. Mentalidad positiva

Procurar no imaginar lo peor de todas las situaciones y no maximizar los errores que hayas cometido resulta imprescindible. Las equivocaciones y los fracasos son una parte inevitable de la vida. En lugar de verlos como fracasos, míralos como oportunidades de aprendizaje.

8. Hábitos saludables

Crea hábitos saludables como dormir lo suficiente, mantener una buena alimentación y hacer ejercicio físico. El ejercicio, en particular, reduce el estrés. Practica una actividad física que disfrutes. Importante tener hábitos y rituales al levantarte y al acostarte y realizar cada actividad a consciencia.