La mayor queja que he escuchado el último tiempo en sesión, es el excesivo uso del celular de uno o ambos miembros de una pareja. Este hábito incluso ha adquirido un nombre: Phubbing, que significa ignorar a una persona por prestar atención al teléfono celular. Este hábito ha llevado a que las parejas ya no se miren tanto a la cara, no se abracen, ni besen, ni conversan lo suficiente. Phubbing literalmente traducido significa “ningufoneo”.
Hay quienes desarrollan una dependencia psicológica del teléfono, descuidando los vínculos personales y distintas cuestiones esenciales de la vida real.
El phubbing afecta a niños y adultos de todas las edades. Cuando el teléfono se convierte en el centro de la existencia, se limitan o eliminan las conversaciones cara a cara y la actividad física, por ejemplo.
De acuerdo a diversas investigaciones, el phubbing es un fenómeno que revela los efectos dañinos del uso excesivo de la tecnología, que incluyen el deterioro de las relaciones sociales y trastornos en la salud física y mental.
¿Por qué el celular ha cobrado tanta importancia? ¿Por qué se ha convertido en una conducta totalmente adictiva, donde muchas personas prefieren el mundo virtual, versus el real?
Porqué es llamativo, porqué los colores cautivan, porque las diferentes redes sociales como tik tok e Instagram entre muchos otros manejan sus redes para que justamente te quedes pegada. La diversidad y el constante cambio de la información entretiene a las personas. Vivimos en una era donde la satisfacción inmediata se valora mucho, y las redes sociales, justamente entregan eso, satisfacen las necesidades inmediatamente.
El otro día fui con mi hija al oftalmólogo. Nos sentamos en la sala de espera…y si hubiera estado sin mi hija, yo hubiera caído en la misma conducta como el 100% de los otros pacientes ahí sentados, que estaban muy concentrados con su teléfono y no se percataban de lo que ocurría a su alrededor. Yo empecé a mirar y a observar a la gente y me imaginaba esta misma consulta hace 15 años, donde lo más probable, se hubiera dado un contacto visual, una sonrisa o incluso una pequeña conversación que inmediatamente suben el ánimo y dan energía. ¿Por qué? Porque nosotros somos seres sociales. Lo mismo ocurre en un ascensor o en un restaurante, más aún desde que se ha implementado aquí en Chile esa lamentable costumbre de tener que ver la carta por un código de QR. Revisas la carta y te llega un mensaje, lo que hace que nuestra mente que está acostumbrada a la satisfacción instantánea no puede contestar el mensaje más tarde. Tiene que ser ahora.
¿Has pensado cuanto tiempo ocupas diariamente en el teléfono? 1, 2 o 3 horas. ¿Cómo podrías aprovechar ese tiempo de otra manera? Leer un buen libro, conectarte con la naturaleza, tomarte un café con un amigo, familiar, pareja; cocinar, hacer más deporte, salir a pasear con tu mascota, interactuar con las personas que viven contigo, ordenar tu pieza, meditar, ver una serie, planificar y muchísimas otras cosas.
Limitemos el uso del celular, usando las siguientes estrategias:
- Cuando llegues a la casa, deja tu teléfono en una habitación distinta en la que estás.
- Ponte límites de tiempo.
- Bájale la luz a tu celular para hacerlo menos atractivo.
- Desactiva las notificaciones.
- Deja todas las aplicaciones, incluyendo el whatsapp en silencio.
- Usa un reloj convencional para no tener que mirar la pantalla.
- Atrévete a poner el celular en modo avión en algunos momentos del día y también en la noche.
- Cárgalo lejos de tu cama.
- Usa un despertador diferente a tu celular.