Jessika Krohne Soletich09 de mayo de 2022
La pandemia ha traído una serie de
consecuencias que van mucho más allá de la enfermedad en sí. Las cuarentenas,
la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia y el aislamiento social,
entre otros factores, han afectado la salud mental de la población. “Así lo
evidencian encuestas y estudios nacionales e internacionales. Como consecuencia
de esto ha existido un aumento en la demanda por consultas de salud mental”,
describe Mario Navarro, académico de la Escuela de Química y Farmacia de la U.
Andrés Bello.
El experto detalla que el uso de los
medicamentos psicotrópicos de ha disparado desde el año 2020 en adelante. “Los ansiolíticos más utilizados son las
benzodiazepinas, como alprazolam, clonazepam y diazepam. El consumo de estos
fármacos puede causar somnolencia, pérdida del control fino de los movimientos
y aumentar el riesgo de caídas y accidentes de tránsito, efectos que se pueden
potenciar al combinarlos con otros fármacos o con alcohol. Además, las
benzodiazepinas tienen el potencial de causar dependencia”.
En paralelo a la sobredemanda de los medicamentos, hay
una vida después de la pandemia que se diferencia mucho de la vida que teníamos
antes. Las personas están más propensos a padecer ansiedad o sentir angustia.
Hay más preocupación en el ambiente y personas más irritables. La incertidumbre
se ha acrecentado y en muchos ha crecido una sensación de desesperanza. Eso se
debe a múltiples otras dificultades a la que se ve expuesto nuestro mundo:
guerras, sequías, problemas políticos e inseguridad social y criminal. Vivimos
una vida compleja y es por esto que debemos adquirir hábitos de vida que nos
ayuden a sobrellevar esta época de mejor forma. Para eso es muy necesario
considerar las siguientes recomendaciones:
- Cuidemos nuestros amigos y alejémonos de las personas que
no nos hacen sentir cómodos.