Jessika Krohne Soletich07 de agosto 2020
La
revista Paula publicó hace unas semanas un artículo que me pareció muy
interesante para esta misma temática que titula: “Ser feliz durante la
pandemia, ¿Necesidad o egoísmo?” y empieza con el ejemplo cuando en Santiago
hubo días de mucha lluvia y donde mucha gente publicaba en su Instagram estar
feliz en casa con su familia comiendo sopaipillas, mientras que más de la mitad
de la población de Chile no tiene esa comodidad en su hogar. Eso fue recordado
por algunas redes sociales, como Twitter, donde usuarios fueron enfáticos en
dar a conocer que hay muchas personas en situación de calle, en campamentos y
cumpliendo la cuarentena en casas que no están preparadas para las inclemencias
del tiempo. Desde su punto de vista, alegrarse por la lluvia era una
demostración de egoísmo, falta de empatía y cero apego a la realidad.
¿Es
realmente egoísta tratar de ser feliz en esta época? “Hay dos conceptos de
felicidad”, dice el director ejecutivo del Instituto Chileno de Psicología
Positiva, Claudio Ibañez. “Uno es un concepto hedónico, que significa sentirse
bien. Pero la felicidad es mucho más que sentirse bien, y por eso se habla del
bienestar subjetivo, que tiene que ver con un concepto de felicidad más
profundo y conectado con la realización personal, que es funcionar bien aunque
la situación sea dramática.” Este mismo profesional continúa: “Aunque las redes
sociales son un parámetro distorsionado donde prima el anonimato, es cierto que
sentir felicidad, entendida como andarse riendo y estar contento, demuestra
poco criterio de realidad”. Pero las personas si pueden funcionar bien estando
en contextos negativos, y ahí hay que activar emociones como la gratitud y la
persistencia.
Desde
mi punto de vista, los seguidores de las redes sociales claramente tratan de
mostrar lo mejor y lo más lindo de su vida. Nadie va a publicar una foto
triste, mala o fea. Pero eso no refleja mucho de lo que le ocurre realmente a
la persona. Hay personas que por su personalidad necesitan publicar lo que
hacen y les gusta mostrar parte de sus vidas en las redes sociales. Otros son
más reservados con su vida privada y prefieren no subir fotos. Creo que todo es
válido y hay que aceptar cada punto de vista.
Es
cierto que hay personas que están pasando esta cuarentena en mucho mejores
condiciones que otras, pero eso no significa que una persona tenga que
limitarse de mostrar su vida si es que así lo desea. No por eso es egoísta o
poco empático.
Aquí
nuevamente predomina la tolerancia y aceptar que hay muchas diferentes
personalidades en una sociedad donde algunos les gusta mostrar más que a otros
lo que les ocurre en su intimidad.