El bajo deseo sexual puede ocurrir tanto en el hombre como en la mujer. Se refiere a la falta de deseo sexual generalizada, el afectado no puede experimentar deseo ni hacia su pareja ni hacia otras personas. La falta de deseo sexual es un bajo nivel de interés en las relaciones sexuales, en la que el afectado no responde al deseo de actividad sexual de la pareja.

Cuando evaluamos el deseo sexual hipoactivo en el paciente es importante que éste tenga presente lo siguiente.

  • Si existen pensamientos sexuales o fantasías tanto espontáneas como provocadas voluntariamente.
  • Si nota una tensión en el área genital.
  • Cuál es la frecuencia en que le apetece iniciar una relación sexual, aunque luego no decida a hacerlo.
  • Si percibe lubricación genital cuando inició algún tipo de actividad erótica. 
  • Saber qué pasa por la mente cuando va a iniciar una relación sexual o cuando piensa que va pasando el tiempo sin tener relaciones sexuales.
  • Determinar en qué circunstancias piensa que le sería más cómodo iniciar las relaciones.
  • Identificar qué actividades le resultarían menos molestas.Analizar y precisar cómo reacciona a las peticiones de su pareja.
  • Elaborar un listado de situaciones que le provoquen rechazo, si es que existe rechazo.
  • Averiguar si ha habido cambios en la imagen corporal que pueden tener que ver con el bajo deseo sexual.
  • Investigar qué cambios han ocurrido para que los estímulos que resultaban eróticos con anterioridad hayan dejado de serlo.


El deseo:

El deseo del hombre y de la mujer son muy diferentes. El deseo del hombre tiene que venir idealmente después de la excitación y después el orgasmo.

  • Deseo de intimar con una persona, obviando el encuentro erótico.
  • Deseo de ser tocada o estimulada por una persona.
  • Deseo de tocar a alguien, sin más, solo por satisfacer a esa persona.
  • Deseo de generar fantasía.

En el hombre, cualquiera de estas posibilidades mencionadas se vería frustrada si no pudiera entrar enseguida en un proceso de excitación que, casi siempre, debería acabar en orgasmo, y el deseo disminuiría tras éste. En la mujer no es necesario, como tampoco desaparece siempre el deseo tras el orgasmo.

Según la teoría sexológica entonces, el deseo sexual es lo que necesariamente ha de preceder al encuentro. Parece razonable: el deseo libidinoso antecede y motiva a la relación sexual. Pero en las mujeres no necesariamente se cumple ese plan. La experiencia clínica y los datos que se han ido recabando en diferentes investigaciones, demostraron que ese modelo no reflejaba totalmente la sexualidad femenina (sólo la masculina, y hay quiénes empiezan a cuestionárselo), ya que la mujer únicamente suele sentir deseo sexual previo durante los primeros tiempos de la relación, generalmente el primer año, a lo sumo dos cuando la novedad es un factor clave y sus ganas anticipatorias funcionan de forma parecida al de los hombres.

Cuando el deseo no está presente, hay técnicas para trabajarlo en terapia.

Las experiencias sexuales previas son importantes en la forma de vivir las relaciones sexuales presentes. Las mujeres disfrutan del sexo igual que los hombres, sin embargo, cualquier experiencia traumática o simplemente desagradable será para ellas un inhibitorio del deseo. 

Etiología:

Los factores que pueden producir una alteración del deseo son muy variados, y muchos de ellos no son bien conocidos. Todos estos factores pueden afectar tanto a hombres como a mujeres por igual, a parejas heterosexuales como homosexuales, y pueden interaccionarse entre ellos y coexistir. Estos factores pueden ser del orden psicológico, orgánico, relacional o sexual y se trabajarán en una terapia para encontrar su origen y poder mejor la vida sexual de los pacientes. 

Tratamiento psicológico y sexual:

Después de realizar una entrevista en profundidad con el o la paciente y su pareja (si es que existe), para tratar de buscar el origen de esta disfunción, se empieza a trabajar con diferentes técnicas, como recuperar las fantasías sexuales, redefinir la sexualidad, redescubrir la pasión, realizar ejercicios de respiración y también se llevan a cabo técnicas como la focalización sensorial entre otros.

Cada tratamiento es personalizado y se adapta al paciente.