La angustia es un estado de afectación intensa. Cuando tenemos angustia, todo nuestro organismo lo percibe. Puede tener una repercusión orgánica: el corazón se acelera, hay una sensación de presión en el pecho, la respiración se entrecorta, hay temblores etc., y una repercusión psíquica: tememos lo peor, estamos en alerta y pensamos en el futuro de manera catastrófica.

Cuando pensamos en la angustia, solemos hacerlo como algo negativo, sin embargo, la angustia también tiene su función protectora, es un miedo que nos advierte del peligro. Pero, ¿cuándo el peligro es interior, es un peligro fantaseado, irreal? Entonces la angustia pasa de ser protectora, a ser padecimiento. A veces, uno está tan acostumbrado a los síntomas que ni considera que se puede vivir de otra manera. Hay personas que se preocupan por todo excesivamente, están siempre apresuradas, inquietas, nerviosas, temiendo el futuro, creyéndose incapaces de conseguir sus objetivos. Muchas personas dicen: yo soy así, esa es mi personalidad. Pero nadie es así, si no que está así. La angustia es un estado que se puede revertir.

Tratamiento psicológico:

La angustia se trata con terapia cognitivo-conductual, y a veces en conjunto con psicofármacos (bajo la supervisión de un psiquiatra) para controlar sus síntomas.

Al inicio del tratamiento es importante que la persona comparta información sobre situaciones en las que suele ocurrir la angustia con nuestro terapeuta, para detectar las causas de la angustia, qué es lo que se espera con el tratamiento y en qué plazo.

El tratamiento para controlar los síntomas de la angustia está basado en que la persona aprenda qué es la angustia y su diferencia con la ansiedad. También aportaremos herramientas al paciente para enfrentarse a las situaciones que le causan la angustia, y a gestionar y eliminar sus síntomas.

Diferencia de Ansiedad y Angustia:

Sigmund Freud fue el primero en introducir el concepto de angustia en la Psicología. En aquel momento usó el término alemán angst para indicar un estado de ánimo con afecto negativo que no tiene un objeto específico, pero genera una activación fisiológica.

El término angst fue traducido al inglés como aunque también existe la palabra anguish, si bien se utiliza mucho menos. Sin embargo, en español adquirió un doble significado: ansiedad y angustia. Esa es la razón por la que en el lenguaje popular se utilizan indistintamente, para describir un estado de inquietud, intranquilidad y desasosiego ante una sensación de peligro difusa que genera un miedo exagerado y desadaptativo en la vida cotidiana.

La ansiedad es una respuesta de anticipación a un peligro futuro imprevisible. Se experimenta como una sensación vaga y desagradable que refleja cierta aprensión y un miedo de carácter difuso.

De hecho, el miedo es una reacción ante un peligro más concreto mientras que la ansiedad es una respuesta ante la anticipación del peligro. Esa es la razón por la que normalmente conocemos la causa del miedo, pero nos resulta difícil especificar la causa de la ansiedad.

La angustia se caracteriza por una sensación intensa de incomodidad emocional, que normalmente es el resultado de un estado de inquietud extrema, una profunda sensación de indefensión e impotencia frente a un peligro que parece inminente pero que también tiene un carácter vago y difuso.

Generalmente es un sentimiento relacionado con situaciones de desesperación, donde la persona percibe que ha perdido la capacidad para actuar libremente y no tiene el control de lo que está sucediendo.

La angustia se suele vivir como una sensación física de constricción y opresión; es decir, la persona la vivencia como un sufrimiento físico generalizado.

Al predominar síntomas fisiológicos, como la sudoración, respiración entrecortada, aceleración del ritmo cardíaco, tensión muscular e incluso temblores, la reacción del organismo suele ser de paralización y sobrecogimiento, mientras se atenúa la nitidez con la que la persona percibe lo que está ocurriendo.

De hecho, en algunos casos la angustia se puede entender como un instinto básico de protección que hace que la persona se bloquee para ponerse a salvo del peligro.

Cuando la angustia adquiere un carácter patológico genera trastornos como las crisis de ansiedad, también conocidos como ataques de pánico o crisis de angustia. Se trata de episodios de corta duración en los que la persona experimenta un miedo intenso y se bloquea. Por eso en el ámbito de la Psicología Clínica, la angustia se comprende como un subtipo de los trastornos de ansiedad o como un síntoma de estos.

  1. La angustia normalmente tiene un efecto eminentemente paralizante mientras que la ansiedad activa reacciones motoras de sobresalto que impulsan a la persona a buscar soluciones para enfrentar la amenaza. La persona angustiada suele bloquearse y no puede hacer más de una tarea a la vez, mientras que la persona ansiosa siente una activación interior que la lleva a involucrarse en varias tareas, para canalizar esa energía.
  2. En la angustia existe un predominio de los síntomas físicos, que se viven de manera particularmente intensa, mientras que en la ansiedad predominan los síntomas psicológicos, como la preocupación por el futuro y la sensación de aprensión.
  3. La angustia suele hacer que la persona perciba con menos nitidez lo que está ocurriendo, en un intento por protegerse de una situación con la que no es capaz de lidiar mientras que la ansiedad normalmente aguza los sentidos y los fenómenos se perciben con mayor claridad.